viernes, 29 de mayo de 2020

Diario del afuera


Consigna:
Para el Diario propio: describir una escena por lo menos de cada salida de casa que hagan.


Diario del afuera

No poder ir al barrio todos los sábados fue una de las cosas que mas me dolió de la cuarentena. Tantas palabras lindas como "ayudar" "militar" "animar" se las había llevado un enemigo que como es invisible ni si quiera te podes pelear. 
Una semana antes de la primera vez que salí en dos meses, me llegó un mensaje de esperanza disfrazado de globito de Whatsapp.  

Las seis cuadras entre mi casa y mi colegio que tantas veces me habían parecido interminables, esta vez me resultaron demasiado cortas. Disfruté cada rayo de sol que chocaba contra la mitad de mi cara que dejaba descubierta el barbijo. Esas calles tan familiares me recibían como nunca las hubiera dejado, como si nada fuera distinto. Y que distinto que estaba el mundo.
Llegué a las puertas que me vieron transitar la niñez y la adolescencia, y entré con la confianza de quien llega a su casa, porque si lo era. 

Los intentos fallidos de abrazos, las sonrisas solo plasmadas en los ojos y las miradas cómplices y emotivas que solo dan el tiempo separados, fueron protagonistas de ese jueves por la mañana. 
Nos esperaba una mesa llena de alimentos no perecederos. Con la frase "nadie se salva solo" resonando en el aire, armamos bolsas de comida para gente en situación de calle.  Y salimos a caminar. 

Cuanto costó separarnos, pero fue sin tristeza, porque el próximo jueves nos volveríamos a encontrar. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Antología

  Antología  https://docs.google.com/document/d/1Dc_3DDuN6a7hv11NESpWC6ICI6RbNUe_vhvWi0brJ8A/edit?usp=sharing